Un desarrollo desigual

Según el último informe de la Oficina de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Perú se mantiene dentro del grupo de países con un índice de desarrollo humano alto al obtener un 0,723 (en una medición donde cero es lo más bajo y 1 lo más alto), superior al 0,718 del 2009. Esto ubica al Perú en el puesto 63 entre 169 países, de los cuales los primeros 42 países están en el grupo de desarrollo humano muy alto, del puesto al 43 a 85 en el de desarrollo humano alto, del 86 al 127 tienen un desarrollo humano medio y del 128 al 169 un desarrollo humano bajo. 

Entre los países de América Latina, el Perú se ubica en el sétimo lugar. En el primer puesto de la región se encuentra Chile, con un índice de 0,783, lo que lo colca en el puesto 45 en la tabla general. Luego vienen Argentina (puesto 46), Uruguay (52), Panamá (54), México (56) y Costa Rica (62).   

Sin embargo, este avance del Perú en el índice de desarrollo humano se ve disminuido al ser un país con una alta tasa de desigualdad. El Perú aparece cuarto en el ranking de disparidad para la región latinoamericana, superado en desigualdad solamente por Haití, Bolivia y Guatemala.

Según el PNUD, en el Perú el desarrollo humano se da de manera desigual y hay grupos de ciudadanos que aún no se benefician con estas mejoras. Al hacer el ajuste del desarrollo humano del Perú tomando en cuenta el nivel de desigualdad, éste se reduce de 0,723 a 0,501, lo que refleja un grave retroceso que hace que el Perú baje 26 puestos, pasando al grupo de países con desarrollo humano medio.

Estas son las principales conclusiones referidas al Perú publicadas en el Informe Mundial sobre Desarrollo Humano 2010, elaborado por el PNUD, que fue presentado el 10 de diciembre último. Este Informe muestra que, desde 1980 hasta la fecha, la gran mayoría de países del mundo ha avanzado en desarrollo humano, aunque de manera muy desigual. 

“El principal obstáculo para el desarrollo humano sigue siendo la desigualdad“, señaló Rebeca Arias, representante residente en el Perú del PNUD, durante la presentación del informe.

Se toman en cuenta tres componentes para calcular el desarrollo humano: vida larga  y saludable, educación y nivel de vida digna, según promedios nacionales. Este año se le agregaron dos mediciones adicionales: el índice de desigualdad de género, que identifica la disparidad entre hombres y mujeres en materia de acceso a la salud reproductiva, empoderamiento y participación del mercado laboral, y el índice de pobreza multidimensional, que señala las carencias de los hogares en salud, educación y nivel de vida.

El informe del PNUD sobre desarrollo humano demuestra que es posible mejorar las condiciones de vida de la población aún con una tasa baja de crecimiento. En esto coincidió Javier Iguiñiz, coordinador del Doctorado en Economía de la Universidad Católica, quien aseguró que el progreso es posible con pocos recursos. “No hay derecho a esperar a ser ricos para progresar. Hay países más pobres que nosotros y que han avanzado más”, dijo Iguiñiz. 

Por su parte, Baltazar Caravedo, presidente de SASE (Seguimiento, Análisis y Evaluación para el Desarrollo) Asociación Civil, resaltó la importancia que se le debe dar al desarrollo humano. “Debemos pasar de la maximización de la rentabilidad económica a la maximización del desarrollo humano”, afirmó Caravedo.

La ministra de la Mujer y Desarrollo Social, Virginia Borra, reconoció el problema de la desigualdad en el país y señaló que para combatirla se debe empoderar a las familias. Según la ministra Borra, la mejora en el índice del desarrollo humano del país se debe al incremento del  presupuesto estatal en inversión social y a que se puso mayor énfasis en la educación. 

Infancia

En general, las brechas en salud entre grupos de ingresos bajos y altos suelen ser grandes, sobre todo en países en desarrollo. La mortalidad infantil es un ejemplo de esto, afirma el informe. 

Respecto al Perú, el informe del PNUD revela las desigualdades en la atención materno-infantil. “El quintil más rico tiene acceso prácticamente universal a la atención de un profesional en el parto, mientras  que ello sólo está disponible a entre 10 por ciento y 15 por ciento del quintil más pobre. Alrededor de dos terceras partes de los partos desatendidos fueron de mujeres rurales pobres”, dice el informe.